Esta es una de las crónicas más especiales para mí porque os cuento la vida en mi pueblo, Fitero, en Navarra. Y sobre todo porque me traslada a mi familia, sus orígenes, mi infancia y tantos momentos como: Reunirnos en Navidad con mis tíos y primos de Madrid en casa de mi abuela Remedios. Ir al campo a coger almendras para hacer turrón y mazapán. Participar en al cabalgata de Reyes con mis primos y no parar de lanzar caramelos. El día de chupinazo en las fiestas y cómo nos vestíamos todos tan emocionados de blanco y rojo. Sería por los nervios de entrar o no en el bolo… Ver los encierros desde la ventana del tío Angelito. Las fiestas bailando niños y mayores en la plaza de la música. El cardo con almendras que cocinaba mi abuela… Y especial porque allí nos casamos en un monasterio de leyenda que más adelante os desvelaré. Pero empecemos por su localización. Esta villa navarra está a 20 minutos de Tudela y cada vez tiene más y más visitantes gracias a su enérgica Oficina de Turismo tan activa en Instagram. Los reclamos fiteranos os los voy a mostrar a continuación:
- Monasterio de Fitero: Es el gran tesoro que sorprende a todo el que entra desde el siglo XII. Su iglesia abacial es una de las más importantes de la orden del Císter en Europa. Su espectacular retablo, el claustro recién restaurado, su luz interior, el largo pasillo central, el imponente órgano y sobre todo nuestra querida Virgen de la Barda, patrona de la villa. Es una joya impresionante.
- Desde hace unos meses la Oficina de Turismo organiza unas visitas teatralizadas nocturnas para conocer cómo era la vida de aquellos monjes del cister. La austeridad y el equilibrio entre la oración, la lectura y el trabajo manual marcaron su vida. El silencio, la luz de las velas, el olor a incienso… todo te atrapa desde el primer minuto de la visita y merece por completo la pena. Id con tiempo porque las entradas se agotan.
- El balneario: está considerado como uno de las más antiguos de España y sus originarias termas datan ya de la época romana. Allí descansaba el escritor Gustavo Adolfo Bécquer. A estas medicinales aguas se les suma el encanto de un entorno natural privilegiado en el campo junto al río Alhama. Darte un baño en inverno en la piscina con el agua termal a 36 grados es una maravilla. Y hay un paseo de unos 4 kilómetros desde allí hasta el pueblo. Es sencillo y está muy bien preparado. Y mi ilusión siempre el llegar a la rotonda de la entrada a la villa, dedicada a mi abuelo: Ángel Yanguas, apreciado y valioso veterinario de Fitero.
La vida en el campo: Ahí está el enigmático Circuito de Roscas, perfecto para hacerlo andando, en bici o incluso a caballo gracias al club hípico Jose Mari que te prepara la excursión que necesites. Pero sobre todo os recomiendo ir con Jose Luis del centro de rapaces y granja escuela Tudejen. Él nos explicó toda la ruta al detalle y la verdad es que cambia por completo. Este centro destaca principalmente por una característica: por el trato cercano y familiar con los animales y es perfecto para familias. Menos wifi en casa y más planes así por favor. Los niños podrán conocer y descubrir diferentes animales como: rapaces de muchas partes del mundo, faisanes, patos y animales de granja. Y además cuentan con un huerto ecológico en un entorno muy agradable.
Plan gastro: Fitero es “La fiterana”, su restaurante de siempre y que me trae muchísimos recuerdos a la cabeza. Desde 2013 está capitaneado por el joven Chef fiterano David González Antón y por eso tiene los mejores ingredientes de la huerta navarra. Las fotos son de su web.
Algo que me gusta muchísimo es andar por sus campos y ver todo lo que se cultiva en Fitero. Andar y respirar Naturaleza. A veces no hace falta nada más. El lujo para mí es eso. Recuerdo un día que un señor me explicó cómo se cultiva el delicado cardo, según la tradición romana. Y que llega a restaurantes tan reconocidos como Mugaritz, de Andoni Luis Aduriz.
Casa Blanca de Navarra: Ana Mª su dueña fiterana desprende lo mismo que se percibe al entrar en su casa: luz, calma y cuidado por los detalles. Cuenta con cinco habitaciones amplias y luminosas, una sala de 70 metros cuadrados y piscina. Es el campamento base perfecto para unos días en la zona. Ella además te facilita todo lo que necesites. ¿Qué hay que preparar una celebración en la casa? Incluso David González, de La Fiterana, te lleva la compra y te cocina allí mismo. Las fotos tan bonitas son de su web.
Dedico esta pequeña crónica a mi padre, a quien tanto querían en Fitero. Y que hizo que yo quiera tanto a este pueblo desde niña. Y a toda mi familia, paterna y materna, porque tenemos la enorme suerte de tener recuerdos maravillosos aquí. Y porque ha sido y será un punto de encuentro para todos. Gracias por acompañarme.
Preciosooo
Muy cerca de mi manera de sentir, de respirar, de disfrutar, de degustar, de ver y de oir Fitero…Gracias a el autor
¡Emocionante!
😍
Fitero es un pueblo que, como bien dices, sorprende al visitante.Qué gran crónica!
Un gusto…….Fitero es parte de mi vida.
Fantástico reportaje! Con alma y corazón! Enhorabuena.
Iremos a Fitero
Espectacular relato. Mari Carmen, eres genial, que suerte haberte conocido.
Me encanta la zona. Hemos estado dos veces en el balneario, y hemos recorrido algo aquellas tierras. Gracias por compartir. Un abrazo.